Por: Nelson Hernández
Un logro en materia energética se puede definir como un avance
significativo que contribuye a mejorar la forma en que producimos, consumimos o
pensamos sobre la energía. Estos logros pueden abarcar diversos aspectos, desde
el desarrollo de nuevas tecnologías hasta la implementación de políticas
sostenibles.
Determinar un único logro como
el "mayor" en materia energética durante los últimos 30 años es un
desafío, ya que el panorama energético ha experimentado avances significativos
en diversos frentes. Sin embargo, podemos destacar algunos hitos:
1. El auge de las energías renovables:
Las últimas tres décadas han presenciado un crecimiento
exponencial en la adopción de energías renovables como la energía solar, eólica
e hidroeléctrica. La disminución de costos, las mejoras en la eficiencia y el
apoyo de políticas gubernamentales han impulsado esta tendencia, posicionando a
las renovables como una fuente de energía competitiva y sostenible. Reemplazar
los combustibles fósiles por fuentes de energía limpia y sostenible es un logro
fundamental para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y
combatir el cambio climático. Dentro de este contexto, se encuentra el
Hidrogeno Verde considerado como el vector energético por excelencia de la
transición energética.
2. La revolución del fracking:
El desarrollo de técnicas de fracturación hidráulica (fracking) ha
desbloqueado vastos recursos de gas natural y petróleo contenidos en
yacimientos de lutitas, lo que ha reconfigurado el panorama energético global,
convirtiendo a Estados Unidos en un exportador neto de hidrocarburos. Si bien
el fracking ha generado controversia por sus posibles impactos ambientales, ha
contribuido a la seguridad energética y a la diversificación de la matriz
energética en muchos otros países, destacándose Argentina con el desarrollo de
sus yacimientos en Vaca Muerta.
3. Avances en eficiencia energética:
Los avances tecnológicos han permitido mejorar drásticamente la eficiencia en la producción y el consumo de energía. Electrodomésticos más eficientes, edificios inteligentes y vehículos con mayor rendimiento de combustible han reducido significativamente el consumo energético y las emisiones de CO2 asociadas. Reducir la cantidad de energía necesaria para realizar una tarea o producir un bien es un logro importante, lo cual está asociado a las mejoras tecnológicas, cambio de hábitos e implementación de políticas públicas.
4. El surgimiento de las baterías:
Las baterías de iones de litio han experimentado un desarrollo
notable en términos de capacidad, rendimiento y costo. Esto ha impulsado la
adopción de vehículos eléctricos, sistemas de almacenamiento de energía
renovable y dispositivos electrónicos portátiles, abriendo nuevas posibilidades
para la movilidad sostenible y la electrificación de la demanda.
5. La conciencia global sobre el cambio climático:
En los últimos 30 años, la comunidad internacional ha tomado
conciencia de la urgencia de abordar el cambio climático. El Acuerdo de París de
2015 marcó un hito al establecer un marco global para reducir las emisiones
de gases de efecto invernadero y limitar el calentamiento global.
6. La descentralización de la generación de energía eléctrica:
La habitualmente centralizada generación eléctrica está
experimentando una descentralización, gracias a la proliferación de pequeñas
fuentes de generación distribuidas, como paneles solares en techos y turbinas
eólicas domésticas. Esto empodera a los consumidores (PROSUMER) y aumenta la
resiliencia del sistema energético.
7. La transformación digital del sector energético:
La digitalización está transformando el sector energético a través
de tecnologías como la inteligencia artificial, el análisis de datos y el
Internet de las cosas (IoT). Estas herramientas permiten optimizar la gestión
de la red de transmisión y distribución, mejorar la eficiencia operativa y
desarrollar nuevos servicios energéticos.
8. La innovación en materia de captura y almacenamiento de carbono
(CCS):
La CCS se presenta como una tecnología prometedora para mitigar
las emisiones de gases de efecto invernadero de las centrales termoeléctricas y
otras industrias, incluyendo la hidrocarburífica. Si bien aún se encuentra en
sus primeras etapas de desarrollo, la CCS tiene el potencial de jugar un papel
crucial en la lucha contra el cambio climático.
En definitiva, no existe un único "mayor logro" en
materia energética en los últimos 30 años. El progreso ha sido multifacético,
englobado en: avances tecnológicos, cambios en las políticas de la gestión
energética y una mayor conciencia ambiental. Estos avances han transformado el
panorama energético y sentado las bases para un futuro más sostenible y
resiliente.
Es decir, un mundo consumiendo
racionalmente mas energía, pero con
menores emisiones de gases de efecto invernadero.
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