miércoles, noviembre 29, 2023

La Industria Petrolera y la Transición NetZero

 

Por: Nelson Hernández

  • El 53 % del suministro OPEP al 2050 es una ilusión, ya que volumétricamente es menor que el de 2022 con un 36 %
  • La prospectiva da poco margen para el petróleo de la Faja Petrolífera del Orinoco
  • Estados Unidos dejara “morir naturalmente” los yacimientos de petróleo lutítico
  • La prospectiva de precio del petróleo para el 2050 es de 25 $/B

El afrontar el fenómeno de Cambio Climático, ha conducido al mundo a una transición energética, si se quiere obligada. Para tal fin distintas organizaciones y empresas energéticas han realizado diferentes escenarios que conllevan a alcanzar una emisión de CO2 que garantice un incremento promedio de la temperatura de la tierra no mayor a 1.5 °C a finales del presente siglo, dicho escenario se ha denominado NetZero.

La grafica a continuación muestra tres escenarios, sobre la producción mundial de combustibles líquidos para un horizonte final al 2050, desarrollados por la IEA y mostrado en su documento: The Oil and Gas Industry in Net Zero Transition, publicado la semana pasada.

El escenario STEPS (Políticas Energéticas Declaradas) y el escenario APS (Políticas Energéticas Anunciadas) muestran sus proyecciones de producción de combustibles líquidos. Ambos escenarios no alcanzan la meta del 1.5 °C mencionado anteriormente, razón por la cual no serán analizadas las cifras de los volúmenes indicados.

En tal sentido, el escenario NZE (NetZero) es el analizado, y es el escenario más desfavorable a los países y empresas productoras de petróleo. A continuación, aspecto que se infieren de la grafica indicada.

  • El total de suministro de combustibles líquidos, al 2050, es de 35.7 millones de barriles diarios (MBD), un decrecimiento de 63.5 MBD con  respecto al suministro de 2022.

  • El suministro de combustibles líquidos está conformado por: la producción de petróleo (23.5 MBD), los biocombustibles (5.4 MBD), el hidrogeno (6.0 MBD) y las ganancias en los procesos (0.7 MBD), que para el año 2050 totalizan 35.7 MBD.

  • El crudo convencional para el 2050 es de 15.8 MBD, menor en 47 MBD, al compararlo con el año 2022. Este volumen está conformado por los volúmenes en tierra (10.5 MBD) y costa afuera (5.3 MBD). Los volúmenes de producción en tierra presentan una disminución de 30.8 MBD y los de costa afuera de 16.3 MBD, al compararlos con los volúmenes del año 2022.

  • El crudo no convencional para el 2050 es de 7.7 MBD, conformado por: Lutitas (1.8 MBD), líquidos del gas natural (4.4 MBD) y petróleo extrapesado (1.5 MBD). El total de la disminución de los no convencionales, alcanza los 23.3 MBD al compararlo con los del año 2022. La distribución de esta disminución es: 6.5 MBD en las lutitas, 14.6 MBD en líquidos del gas natural (LGN) y 2.2 MBD en petróleo extrapesado.

  • Para el 2050, la OPEP tiene una participación del 53% en la producción de combustibles líquidos, lo cual para muchos es una ganancia, ya que pasa de 36 % en el 2022 al porcentaje indicado. Esto es una ilusión, ya que el 36 % del 2022 equivale a 35.7 MBD, pero el 53 % del 2050 es equivalente a 18.9 MBD.

  • Para el 2022, el 95 % (7.9 MBD) del petróleo lutítico provino de Estados Unidos, por lo que se intuye que este país dejara “morir” estos campos.

  • En cuanto a la producción de extrapesados y bitumen, para el 2022, el 95 % (3.5 MBD) provino de Canadá, lo que daría poca cabida al petróleo de la Faja Petrolífera del Orinoco  al considerar el valor de este tipo de petróleo al 2050 que es de 1.5 MBD.

  • Por otra parte, el escenario NZE muestra una proyección del precio del petróleo de 98, 42 y 25 $/B para los años 2022, 2030 y 2050, respectivamente. En cuanto al gas, para el año 2050, se indican precios de: 2.0, 4.1 y 5.3 $/MBTU para Estados Unidos, Unión Europea, China y Japón, respectivamente.

La grafica a continuación muestra la evolución de la prospectiva NetZero de la IEA en la producción de combustibles líquidos hasta el año 2050.

El petróleo convencional y no convencional (lutítico + extrapesado) pasa de 75 MBD en el 2022 a 19 MBD en el 2050, equivalente a una disminución 56 MBD. Esta disminución es de 47 MBD en convencional, 6.5 MBD en lutítico y 3.1 MBD en extrapesado y bitumen.

En lo atinente a la producción de LGN, esta experimenta una disminución de 14.6 MBD. Mientras que el hidrogeno y los biocombustibles, experimentan aumento de 6 MBD y 3.2 MBD, respectivamente.

 



En resumen, el escenario NetZero de la IEA muestra un panorama de cuidado para las empresas de hidrocarburos por la tendencia a la baja del consumo de petróleo. Esto repercutirá en sus planes, ya no de expansión sino de reducción de actividades y de ventas de activos, que hoy ya lucen como “activos varados”.

Por otro lado, los países que sus economías están basadas en la renta petrolera, tendrán que idear nuevas formas de producir riquezas. Merece especial mención, el caso venezolano, donde esta transición energética si se quiere es inoportuna por tener una industria hidrocarburífica deteriorada, y la recuperación de su potencial de producción estaría limitada por la demanda global de petróleo mostrada en la prospectiva NetZero.

En cuanto a la OPEP, esta deja de tener importancia (… aunque ya lo está teniendo) en el mundo del petróleo, aun cuando la prospectiva le augura una participación del 53 % en el año 2050.

Quienes no concienticen que la tecnología avanza para acelerar la transición energética, proceso irreversible y vital para la humanidad, y perciban el futuro con base a paradigmas obsoletos,  no podrán tomar el tren del progreso, que ya arranco (N. Hernández, 2023)

jueves, noviembre 02, 2023

Trilema Energético 2022

 

Por: Nelson Hernández

El Índice Mundial del Trilema Energético (IMTE) es elaborado anualmente desde 2010 por el Consejo Mundial de la Energía en asociación con la consultora global Oliver Wyman, junto con Marsh & McLennan Advantage de su matriz Marsh & McLennan Companies. 

El trilema energético está referido a los desafíos que enfrentan los gobiernos y la industria en el suministro de energía. Este concepto busca lograr un equilibrio entre tres aspectos clave: disponibilidad, equidad y ambientalidad (seguridad energética, equidad energética y sustentabilidad ambiental). Este trilema es representado mediante un triangulo, resultante de la unión de los valores para cada unos de estos aspectos.



Seguridad energética:

La seguridad energética mide la capacidad de una nación para satisfacer la demanda energética actual y futura de manera confiable, resistir y recuperarse rápidamente de las crisis del sistema con una interrupción mínima del suministro. La dimensión cubre la eficacia de la gestión de las fuentes de energía nacionales y externas, así como la confiabilidad y resiliencia de la infraestructura energética.

 

Equidad energética:

La equidad energética evalúa la capacidad de un país para brindar acceso universal a su población de energía confiable, asequible y abundante para uso industrial,  doméstico y comercial. La dimensión captura el acceso básico a la electricidad y a tecnologías y combustibles limpios para cocinar, el acceso a niveles de consumo de energía que permitan la prosperidad y la asequibilidad de la electricidad, el gas y los combustibles en general.

Sostenibilidad del medio ambiente:

La sostenibilidad ambiental de los sistemas energéticos representa la transición del sistema energético de un país hacia la mitigación y eliminación de posibles daños ambientales y los impactos del cambio climático. La dimensión se centra en la productividad y eficiencia de la generación, transmisión y distribución de la energía,  la descarbonización de la matriz energética y la calidad del aire (mínima emisiones de Gases de Efecto Invernadero).

Mantener en equilibrio el triangulo del trilema es el desafío. Por ejemplo, la disponibilidad de energía puede verse comprometida si se prioriza la reducción de impactos ambientales, o la equidad puede verse afectada si los costos de energía son altos para ciertos estratos sociales.

Por otra parte, el objetivo del IMTE es proporcionar información sobre el desempeño energético relativo de un país con respecto a la seguridad energética, la equidad energética y la sostenibilidad ambiental. Al hacerlo, el Índice destaca los desafíos de un país para equilibrar el Trilema Energético y las oportunidades para mejorar el cumplimiento de los objetivos energéticos ahora y en el futuro. El Índice tiene como objetivo informar a los responsables políticos, los líderes energéticos y el sector financiero y de inversión. Las clasificaciones de índices brindan comparaciones entre países en cada una de las tres dimensiones, mientras que las puntuaciones indexadas históricas brindan información sobre las tendencias de desempeño de cada país a lo largo del tiempo.

El  IMTE 2022 abarco el análisis de 126 países. Los Top 10 con los mejores valores son, y en este orden: Suecia, Suiza, Dinamarca, Finlandia, R. Unido, Canadá, Austria, Francia, Noruega y Alemania. Todos de Europa, con excepción de Canadá.

Los 10 últimos con los peores valores, y en sentido ascendentes son: Niger, Benin, R. del Congo, Chad, Malaui, Mozambique, Zimbabue, Nepal, Nigeria y Senegal. Todos de África, con excepción de Nepal.

En resumen, el trilema energético es un concepto que busca encontrar un equilibrio entre la disponibilidad, equidad y ambientalidad en el suministro de energía. Es un desafío complejo que requiere tomar decisiones cuidadosas y considerar múltiples factores para lograr un sistema energético sostenible y eficiente.

El grafico a continuación muestra la jerarquización de los países analizados. Puede filtrar los resultados por regiones. El grafico también puede ser visto en el siguiente link: https://public.flourish.studio/visualisation/15562712/


 

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