BARCOS A VELA
... Actualización de una tecnología “verde”
Por: Nelson Hernandez
La tecnología de propulsión de un barco utilizando la energía del viento, es quizás una de las más antiguas creadas por el hombre. Civilizaciones como la Fenicia, Egipcia y Vikinga, entre otras, surcaron los mares utilizando navíos cuyo movimiento era proporcionado por la fuerza del viento que incidía sobre una tela – denominada vela – , que era izada en uno o varios mástiles que estos poseían.
Mediante la incorporación e integración de tecnologías modernas (computación, satélites, modelos matemáticos, GPS, etc.) la empresa alemana (quizás por lo de vikingo) SkySails ha lanzado la nueva versión de la propulsión de barcos a vela.
El “Beluga SkySails”, es el primer carguero con esta tecnología, y realizo su primer viaje, entre enero y febrero 2008, partiendo de Bremen (Alemania) hasta Guanta (Venezuela). El barco cometa estuvo ondeando durante su viaje el parapente (vela) que logró atrapar los vientos, lo que hizo transformar su fuerza en energía de arrastre. Una computadora diseñada especialmente para la vela está situada en el puente de mando que se encarga de medir la fuerza y dirección de las corrientes de aire, lo que hace maniobrar la inmensa tela de manera de aprovechar al máximo los vientos de popa e incluso los laterales.
Directivos de SkySails dicen que el “Beluga” logró en este primer viaje reducir el consumo de combustible (diesel) en un 20 %. Sin embargo, la tecnología aunada con óptimas condiciones de viento, tal reducción puede alcanzar hasta un 50 %.
Hoy la máxima potencia que puede proporcionar la tecnología parapente es de 5000 Kw , equivalente a un motor de 6800 HP, y la inversión para la misma es amortizada entre 3 y 5 años, como consecuencia de menores costos de operación por efecto del ahorro de combustible. Tal potencia permite un ahorro de unos 3 barriles de petróleo equivalente por hora.
Desde el punto de vista ambiental es una forma de ayudar a mitigar la emisión de gases de efecto invernadero. A nivel mundial el transporte marítimo participa con una emisión anual de 800 millones de toneladas de CO2. De allí la importancia de este tipo de tecnologías ante la problemática del cambio climático.
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