China ya se convirtió
en septiembre en el primer importador mundial de petróleo, por delante
de Estados Unidos, según la Agencia de energía estadounidense (EIA).
"Las
economías emergentes de Asia han ingresado en una fase histórica de
industrialización y urbanización, y el ritmo de evolución es casi
inconcebible", comparado con la revolución industrial europea, aseguró
este martes Peter Voser, presidente del grupo petrolero Shell, en el
Congreso mundial de energía en Daegu, sudeste de Corea del Sur.
Según las previsiones del gigante petrolero anglo-holandés, la demanda de energía en Asia podría duplicarse en 50 años.
"Eso
no sólo transforma el sistema energético asiático sino el de todo el
mundo" afirmó Voser. "China e India, por sí solas, alimentarán la
mayoría del crecimiento de la demanda mundial de energía en los próximos
20 años", explicó.
AFP reportó que China ya se convirtió en
septiembre en el primer importador mundial de petróleo, por delante de
Estados Unidos, según la Agencia de energía estadounidense (EIA). Y el
gabinete Wood Mackenzie calculó recientemente que la factura petrolera
china podría elevarse hasta a 500.000 millones de dólares por año en
2020, lo que modificará sensiblemente los intercambios comerciales
planetarios.
Lo mismo ocurre en el sector del gas natural, donde
la demanda de las naciones asiáticas impulsa a los productores a
desarrollar su oferta de gas natural licuado (GNL), transportable por
barco y por tanto accesible a los mercados que carecen de gasoductos.
"En
el sector del gas hemos trasladado nuestro centro de gravedad de la
cuenca del Atlántico hacia Asia-Pacífico, al cerrar acuerdos con los
grandes actores asiáticos", explicó a la AFP Gérard Mestrallet,
presidente del francés GDF Suez.
Este grupo ha instalado
infraestructuras en la región, especialmente en India y China, y
participa en un terminal de exportación de GNL en construcción en
Estados Unidos, que permitirá suministrar a los mercados asiáticos
pasando por Panamá.
La demanda asiática de carbón también es
espectacular. China ya absorbe más de la mitad del carbón producido en
todo el mundo y --siempre según Wood Mackenzie-- este venerable
combustible podría volver a convertirse en 2018 en la energía más
consumida en el mundo, por delante del petróleo. La "culpa" de ello la
tiene China, responsable de las dos terceras partes del alza de la
demanda carbonífera entre 2010 y 2020.
Tampoco la energía nuclear
queda al margen de esta revolución. Pese a las incertidumbres generadas
por la catástrofe de Fukushima en Japón, el continente asiático es el
verdadero motor de los proyectos mundiales de nuevas centrales atómicas.
China y Japón ocupan los primeros lugares, con 30 y siete reactores
respectivamente en construcción, según la asociación mundial del sector
nuclear.
En fin, en su búsqueda insaciable de energía, Asia
apuesta también cada vez más por las renovables, eólica y solar, aunque
su aún elevado coste les otorga un lugar todavía limitado.
Un
estudio del Banco Asiático de Desarrollo publicado en Daegu demuestra
que su lugar en la cuota de producción de energía del continente pasaría
de 1,9% en 2010 a 7,1% en 2035.
Ello no ha impedido a los
industriales chinos imponerse en los últimos años en el mercado de los
paneles solares, para gran descontento de los pioneros europeos en este
sector.
Y lo mismo podría repetirse en el sector eólico, en el
que dos grupos chinos están ahora sólidamente instalados en el podio de
los grandes fabricantes mundiales de eólicas, por detrás del danés
Vestas, según la sociedad especializada Cleantech Investor.